El Gong es el instrumento más sublime del Yogui. Es un instrumento musical, una herramienta de sanación para el sistema nervioso y un caldero en el cual puedes crear mezclas alquímicas de valores que abren y desarrollan el ser interior.

Yogi Bhajan pidió que cada ashram y centro de yoga tenga un Gong y lo toque regularmente. Él dijo que ayudaría a sanar los estragos de las drogas en el sistema nervioso.

El sonido del gong crea una relajación profunda, te libera de la corriente de pensamientos y estimula el sistema glandular para un mejor funcionamiento.

El sonido que emite es el primer movimiento del infinito, sus vibraciones son las corrientes de vida de todas las formas, seres  y pensamientos que existen o pueden existir. Con un solo golpe de mazo, el Gong irradia vida, a través de su espectro de frecuencias.

Las vibraciones sonoras emitidas por el Gong actúan despejando los canales de transporte dentro de la célula, facilitando el movimiento de la energía a través de la membrana celular.

El cuarzo está compuesto por sílice y oxígeno y posee una gran afinidad con el hombre. Nuestro ADN se estructura en una doble espiral muy similar a la del cristal de cuarzo. Hay cuatro moléculas de sílice en cada una de nuestras células, y también está presente en la estructura crístalo-coloidal líquida del cerebro. Todo ello hace que tengamos una gran resonancia con los cristales.

Los cristales de cuarzo actúan como transmutadores de energía, son capaces de transformar la energía más densa en estados de energía más sutiles.

Los cuencos de cuarzo, tienen unas propiedades sonoras únicas. Son sonidos ‘cristalinos’ de gran pureza, que generan una onda sinusoidal perfecta, lo que se conoce como sonidos puros. Crean un sonido multidireccional que se expande a gran distancia y que tiene una enorme duración antes de extinguirse.

Su sonido envuelve el cuerpo como una ola, proporcionando una experiencia similar a un masaje enormemente sutil o a una profunda y serena meditación. La gente que experimenta los efectos de los Cuencos de Cuarzo describen su experiencia como una gran relajación física y mental, sensación de flotar, bienestar y plenitud.

Llenando un cuenco de cuarzo con agua y activando su sonido se pueden observar figuras geométricas en el agua. Dada la enorme resonancia del cuenco, al aumentar su intensidad el agua “salta” literalmente varios palmos por encima del cuenco por efecto de la vibración, como si estuviera en efervescencia. Esto nos da una idea del efecto que producen estos instrumentos en el cuerpo, que como sabemos está formado en más de un 70% por agua.

El sonido de los cuencos afecta de una manera global al individuo. Primero equilibra el cuerpo energético y los chakras (centros de energía) y limpia el campo aúrico. La vibración repercute en la columna, que actúa como un poderoso vehículo de resonancia, y se extiende a través del sistema nervioso a nuestras células, tejidos y órganos.

La vibración producida por los cuencos tiene la capacidad de disolver bloqueos en el cuerpo físico y sutil. Se utilizan en casos de contracturas musculares, roturas y otros problemas óseos. La vibración de los cuencos resuena y armoniza la estructura cristalina presente también en nuestro esqueleto.

Asimismo, tienen efectos positivos en casos de artrosis, problemas circulatorios, piedras en el riñón, depresiones, problemas neuronales y otras múltiples dolencias.

El efecto de los cuencos de cuarzo es directo: tocan nuestro cuerpo físico y energético, y lo hacen vibrar, arrastrando también nuestra conciencia a una vibración más alta.

El origen de los cuencos tibetanos proviene de la religión chamánica Bon, que existía en el Tíbet varios siglos antes de la llegada del budismo. Son instrumentos ancestrales forjados a mano, cada cuenco es único por sí mismo y tiene un sonido personal.

Tradicionalmente se utilizaban para la meditación y sanación en los templos. Su construcción se basa en la aleación de metales como: oro, plata, mercurio, cobre, hierro, estaño y antimonio: «los siete metales planetarios».

Su sonido es muy sutil y enigmático, con un tono metálico, profundo, es un sonido con gran riqueza de armónicos, ancestral, cósmico y sagrado.

Es la evolución de la kalimba africana, también llamado piano de pulgar. Tiene un juego de 9 láminas de diferente longitud. Están fijadas a un puente por un extremo, y tienen libre el otro, de forma que producen sonidos al ser pulsadas con los dedos por los extremos libres.

Las dimensiones de las láminas determinan las frecuencias a las que pueden vibrar, lo que se traduce en las sus diferentes notas. Su sonido es cálido, amable e induce a la relajación profunda.

El Tambor oceánico es un instrumento de percusión perteneciente a la familia de los membranófonos, que genera un sonido continúo evocando al sonido de las olas del mar.

El shruti box es un pequeño instrumento de madera que funciona con un fuelle. Es similar al armonium y se utiliza como bordón de acompañamiento a otros instrumentos, como la flauta, en la música clásica india.

Este novedoso carrillón consigue crear una atmósfera acústica relajante y onírica. Usa como concepto creativo la campana tubular, sin embargo innova en la colocación de los tubos -en este caso láminas de metal-, ya que en vez de colgar sobre el soporte, se fijan al mismo y se envuelven en una caja de resonancia.

La bola giratoria es de cristal, por lo que al chocar con las láminas metálicas produce un sonido cristalino y sugerente. Este pequeño instrumento consigue en un tamaño reducido una sonoridad mágica.

Muy adecuado para crear ambientes sonoros propicios para la meditación, yoga y musicoterapia.